Nos enamoramos de las virtudes. De la mejor versión de la otra persona.
Cuando nos estamos conociendo, damos el 200% para intentar llamar la atención del otro. Y sin darnos cuenta, eso que sentimos no es real del todo.
El amor se precipita y empieza a correr mas que nosotros. Comenzamos a decir palabras que no salen de nuestra boca, sino de nuestro corazón. Y nos llenamos de ilusión, cuando la verdad se esconde tras una imagen distorsionada.
De repente, el tiempo empieza a normalizar las cosas. Nuestros defectos aparecen en forma de alfileres que se nos van clavando sin apenas sentirlos. Al principio, no nos
damos cuenta. Ni siquiera nos duelen. Pero esas pequeñas imperfecciones, cuando el amor ya no golpea tan fuerte, salen a relucir convirtiéndose en clavos. Y eso sí lo sentimos. Y eso por supuesto que duele. Ahí, justo en ese momento, es cuando debes
enamorarte de la otra persona. Cuando es una realidad Ilena de vida. Y de fallos. Y de
defectos.
Porque el amor es eso. Querer por encima de todo.
PD. busca alguien que llene tus espacios más ocultos.